Te vi, y silenciosamente fue surgiendo un amor
que bombeaba raíces dentro de mi corazón.
Te vi, y sin quererlo callé lo que decían mis labios
por dejar paso a las palabras de mi alma en tus manos;
porque la canción más bonita es aquella que se escribe
con los ojos cerrados y la vista puesta en un latido
imperativo que corre hacia tu umbral sin camino de vuelta,
en un querer que llene de humeante calor tu pecho vacío.
Y es que, cariño, unas dulces palabras que vayan directas al corazón,
valen más que cualquier carta, poema, rosa o canción de amor...
Te vi, y sinceramente, queriéndolo o no, me enamoré de ti.
Sara Corral Adán.