sábado, 26 de febrero de 2011

Divagas...



Cuando divagues entre un sí y un no,
entre las zarzas moínas y la rosa roja.
Cuando encuentres una nueva vía
que te llene casi tanto como la anterior,

¡Agárrala, estruja sus espinas, clávate
en el dolor que te producen sus pétalos
carmines con el tacto de tus labios!

Besa sus venenos, ejuágate en su color,
en su embriagante olor inconfundible
a clavos ardiendo, a cientos de azules.

Hazlo, no temas a llegar por atajos
al infierno, que todos en el fondo tenemos
un hueco reservado... en el de toda la vida,
pero no el infierno de sus ojos.

Divaga, descubre la luz en ellos, que
yo me consumiría por mirarlos mirar
un solo momento.
Mi entrada al calvario la firmé el día
en que no abracé sus rojas mentiras...

Mataría por entrar en ese Infierno,
pero San Pablo me tiró de cabeza
al paraíso de tus manos.
Sara Corral Adán.

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